Paloma Ortega/Canal
Solidario Son 50 mujeres gitanas, pero igual
podrían ser 150 o más, las que aparecen en el libro '50
mujeres gitanas en la sociedad española' editado por
la Fundación Secretariado General Gitano y el Instituto de la
Mujer para ofrecer otra visión de las mujeres gitanas, muy
alejada, por cierto, de la imagen que predomina en nuestra
sociedad.
Y es que a través del libro conocemos las vivencias y la
visión de unas mujeres que tienen en común su fuerza y su
convicción de que la defensa de las tradiciones y valores de
su cultura gitana no es en absoluto incompatible con el
necesario proceso de cambio y transformación de su propia
comunidad y de la sociedad española en concreto.
Ellas mismas son el mejor antídoto contra los estereotipos
negativos que predominan en la sociedad: hay empresarias como
Concepción Reyes, azafatas como Susana Jiménez, una poetisa
como Marysol Pérez, maestras como Isabel Jiménez y Avelina
Pisa, y mujeres "de respeto" como Dña. María Saavedra, que a
sus 81 años y ya como 'consejera' dentro de su comunidad, es
el vivo ejemplo de sabia convivencia entre las más ancestrales
tradiciones y lo que considera cambios necesarios en su
comunidad.
En una comunidad tan patriarcal como la gitana, la mujer
tiene, sin embargo, un papel muy importante como elemento de
cambio, tal y como explica Avelina Pisa, maestra en un colegio de
Burgos: "Las mujeres, tanto las que tienen estudios como
las que se encuentran en situaciones de marginalidad, son más
fuertes y peleonas. Tiene mucho protagonismo dentro de nuestra
comunidad, su papel me parece esencial como transmisora,
apaciguadora, acogedora... y no se debe perder".
Maravillas Echeverría es un buen
ejemplo de esto: casada y con ocho hijos, se le presentó la
oportunidad de trabajar como mediadora social para la
Asociación La Majarí. Comenzó trabajando en tareas de
seguimiento escolar y en motivar a los padres para que
escolarizaran a sus hijos. "Al principio, apuntarlos era un
logro" pero ella consiguió grandes éxitos explicando a los
padres que la escolarización no sólo es obligatoria sino que
además, no afecta a los pilares de la cultura gitana". La
escuela es, para Avelina, el único medio de interculturalidad,
de convivencia. Sin embargo, reconoce que algo no funciona
cuando durante el recreo ve a todas las niñas gitanas juntas.
"Habría que hacer dinámicas de grupo", dice, y fomentar
actitudes y valores de pluralidad. "Los conocimientos ya se
adquirirán".
Desde los primeros tiempos hasta ahora, la situación ha
cambiado mucho aunque uno de los problemas que persiste es el
de las niñas: las familias gitanas siguen quitando a las niñas
de los colegios cuando llega la pubertad. Cuando Maravillas se
quedó viuda, decidió seguir trabajando y no quedarse en su
casa, que es lo que dictan las costumbres gitanas. Se
convirtió en agente comunitaria de salud y ha ayudado a
cientos de mujeres gitanas a saber la importancia de la
vacunación, de las revisiones ginecológicas, etc.
Tal y como reconocen todas estas mujeres, lo importante es
la educación y formación de los gitanos y de las gitanas para
conseguir lo queMarysol Pérez, poetisa gitana, llama
normalización educativa y laboral. "Llegará un momento en el
que el mercadillo se cerrará y nuestros hijos tienen que estar
más preparados", dice esta mujer que aprendió a leer y
escribir por sí mismas. Durante muchos años fue vendedora
ambulante hasta que murió su marido y comenzó a plasmar su
dolor en versos. Ha escrito y publicado dos libros de poesía
"porque me gusta que la gente sepa descorrer el velo y
saber cómo somos. Tenemos una capacidad inmensa y, llegado el
momento, remontamos como las mariposas".
Porque también todas ellas tienen el orgullo de su
identidad, de su cultura gitana, "esas tradiciones y leyes que
nos hacen distintos y que nos definen", aclara Marysol. "Yo
valoro los pilares positivos de mi cultura -explica
Maravillas-. Y si encima está acompañado de una educación,
mantienes tu tradición y tus raíces, es un orgullo".
Son 50 mujeres gitanas que han luchado y luchan cada día
por romper con los estereotipos por ser mujeres y gitanas, por
mejorar las condiciones de vida de su pueblo pero sin perder
sus tradiciones. Sus opiniones, sus vivencias y sus
reflexiones hn quedado ya recogidas en este libro, también en
edición electrónica.
© Canal Solidario 2003
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