Se ven por cualquier parte, aunque parece que sean invisibles a los ojos de algunos. Tan sólo era necesario esperar y aprovechar la oportunidad para mostrárselo a aquellos que no son ciegos, pero sí están cegados. ¿Qué mejor escaparate que un programa televisivo de máxima audiencia destinado a toda la familia? Necesitábamos un representante del grueso de jóvenes gitanos actuales. Jóvenes, muchos de ellos procedentes de un origen humilde, pero valientes, con afán de superación y deseo de progreso, que saben de donde vienen pero sobre todo saben donde quieren llegar. Conjugando sus tradiciones y costumbres con la época actual; demostrando que es posible.Chicos y chicas que saben convivir con aquellos que son diferentes, ofreciendo y demandando respeto con su actitud.
Uno de ellos es Jorge González González, un gitano madrileño, de tan sólo 18 años, que ha conseguido ingresar en la academia de Operación Triunfo. Desde el principio se colocó entre los favoritos del público gracias a su talento sobresaliente y a un trabajo y esfuerzo ejemplar. Se mantuvo hasta poco mas de la mitad del concurso, aunque para mi, ya ganó hace tiempo.
Resulta paradójico que un programa donde en mi opinión, imponen desde como moverse hasta qué cara poner, sacrifican el estilo personal de cada uno de los concursantes, donde esconden el dinero tras palabras como artista y arte; donde preparan mercenarios musicales y donde las únicas operaciones que triunfan son las financieras de productores y cantamañanas que están en nomina, se convierta en un escaparate nacional donde se puede ver que, aunque con diferencias, perseguimos metas comunes, tenemos inquietudes comunes y un objetivo común.
En este caso triunfar; en otro vivir en igualdad y ser mirados iguales. ¿Pero gitanos así existen? Quien me lo iba a decir… Mario Manuel del Río.
Jorge González
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