Para todos los públicos.
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Desde la Prehistoria, los humanos han desarrollado el hábito de trasladarse de un lugar a otro en pos de los recursos naturales necesarios para la subsistencia. Ya fuese como cazadores o como recolectores, contribuían positivamente a la recuperación de la flora y la fauna, alcanzando un equilibrio vital para la preservación de los ecosistemas naturales. En el Neolítico, la agricultura y la ganadería sedentarias iniciaron un proceso imparable de deforestación y continua transformación del entorno. Las ciudades se fueron expandiendo y alcanzando espacios inhóspitos, donde los nómadas insistían en la antigua forma de vida primaria y ecológica.
Nómadas y gitanos: cazadores, recolectores, pastores e itinerantes han sobrevivido a duras penas hasta el presente para darnos, un ejemplo de comportamiento libre y ecológico en plena naturaleza, ajenos a los códigos morales que, presentados como civilizados, amenazan cada vez más nuestro futuro en la Tierra.
Día 8 de febrero: visita a la exposición y charla ilustrativa a cargo de Santiago Carralero.