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Situación[editar]

La cultura gitana es desconocida por la sociedad mayoritaria, que tiene sobre ella una serie de ideas estereotipadas y prejuiciosas, sin conocer todas las aportaciones que ésta ha realizado al acervo común. Por esta razón, entre otras, es necesario que celebremos y reconozcamos la existencia de la cultura gitana. El pasado y el presente cultural de un pueblo es la mejor herramienta para eliminar estereotipos y conseguir la incorporación plena a la sociedad.

En cada comunidad la cultura gitana ha dejado una huella en mayor o menos medida. A día de hoy la realidad es que lo español se identifica en muchas ocasiones con elementos que son, en su origen, gitanos. No obstante no existe un reconocimiento adecuado de la cultura gitana, e incluso personas de alto nivel de formación desconocen toda la riqueza y aportaciones de la misma.

Sin caer en las exageraciones de los románticos europeos de principios del siglo XIX, que sólo sentían que llegaban a la España que buscaban al cruzar Despeñaperros y entrar en contacto con las gitanerías andaluzas, ni cerrar los ojos a las diferencias entre un gitano gaditano, catalán o extremeño, lo cierto es que es necesario para la sociedad española volver su mirada sobre un pueblo que lleva casi 600 años en España, y apreciar esa aportación de cultura oriental que después de mil años de nomadismo por Asia y Europa ha impregnado todas las zonas del país.

En peligro

Además de la falta de reconocimiento de la cultura gitana por la sociedad mayoritaria se presentan varias circunstancias que hacen peligrar la identidad cultural gitana.

  • La mayor vulnerabilidad de una cultura de tradición oral, que por suerte se encuentra con herramientas que pueden fijar sus rasgos más que en ningún otro momento de su historia.
  • El peligro de aculturación que se da en todo grupo humano que supera una situación de exclusión social a una más positiva. En ese proceso se corre el peligro de rechazar elementos culturales valiosos y enriquecedores.
  • La falta de formación de la sociedad mayoritaria y a veces de la propia comunidad gitana para descubrir manifestaciones únicas y valiosas que quedan solapadas bajo manifestaciones culturales de menor nivel, por razones coyunturales.

En estos momentos la huella gitana en la cultura europea es profunda, tras mil años de convivencia. Gitanos y no gitanos hablamos, pensamos, cantamos utilizando códigos y elementos que el Pueblo Roma nos han hecho llegar tras un camino de diez siglos. Lamentablemente nuestra sociedad sigue dejando hoy que la riqueza de esa migración se pierda, al igual que 31 de las 33 tonás que teóricamente existieron un día en el flamenco.

Es momento de que esa proporción se invierta y los rasgos culturales gitanos se preserven.

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